El Evangelio Apócrifo de Juan es un texto cristiano gnóstico del siglo II d.C. que nos permite asomarnos al cristianismo de los primeros siglos y las corrientes de pensamiento que lo influenciaron.
Aunque fue declarado hereje y no canónico por la Iglesia Católica en el concilio de Nicea, este evangelio contiene fascinantes relatos atribuidos a Jesús y narrados a Juan el Apóstol. Su contenido claramente gnóstico nos revela cómo era el cristianismo para ciertos grupos antes de que la ortodoxia se impusiera.
En el texto, Jesús imparte a Juan enseñanzas secretas y místicas tras su resurrección. Le habla sobre el verdadero Dios, el padre invisible que es pura luz, y cómo este creó a otros seres divinos como Barbelo. Sin embargo, uno de esos seres, el Demiurgo, se rebeló y creó el mundo material atrapando en él parte de la divinidad.
De esta manera, el texto presenta una visión dualista entre el Dios verdadero, puramente espiritual, y el Demiurgo rebelde que fabricó el engañoso mundo material. Así, el cuerpo humano y la Tierra son creaciones imperfectas de este Demiurgo al que los gnósticos consideran maligno.
Jesús revela que ha sido enviado por el padre de la luz para liberar a los espíritus atrapados en los cuerpos materiales mediante el conocimiento (gnosis). Los ritos, la moralidad y las buenas obras no bastan para la salvación gnóstica, sino el despertar del espíritu a través de la revelación interior.
El Evangelio Apócrifo de Juan finaliza narrando el destino del alma tras la muerte, ascendiendo a través de los reinos celestiales hasta retornar junto al pleroma, el reino de la luz eterna.
En conclusión, aunque no es canónico, este antiguo evangelio nos permite comprender las bases del pensamiento gnóstico y sus influencias en el cristianismo primitivo. Un fascinante testimonio de la diversidad de corrientes cristianas en los primeros siglos, antes de que la ortodoxia se consolidara.