El que quiere entrar en los grandes misterios debe abandonar el intelecto-animal. El intelecto es luciférico y demoníaco. Los grandes maestros tienen mente de niño. Debemos vivir en mucho temor y temblor de Dios. Debemos acabar con el orgullo intelectual. Debemos tener mente simple y sencillamente infantil. No debemos esconder el delito.
Los Gnósticos no pueden sentarse en la mesa de los Ángeles y en la mesa de los demonios al mismo
tiempo, tenemos que definimos.
La preparación Iniciática es muy rigurosa. Los discípulos deben vivir alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra. Limpiad vuestras mentes, no os dejéis engañar por el INICUO.